lunes, 21 de diciembre de 2009

El Solea renovado: grata sorpresa

El pasado viernes 18 regresé a uno de mis favoritos: el Solea en el Hotel W.



Como escribí en mis primeras entradas de este blog, la carta de este restaurante ya cambió. Al ver los nuevos platillos tuve sentimientos encontrados. Me dio mucha curiosidad ver qué sorpresas prepararon. Pocos fueron los platillos que conservaron de la carta anterior y a éstos les dieron un pequeño giro (i.e. ensalada solea, el tartar de atún y las carnitas de pato). Acepto que me sentí muy triste de haber perdido mi tan amada sopa de tortilla.



De entrada pedimos una ensalada Solea y un tartar de atún. La ensalada Solea ahora viene con corazones de lechugas (cogollos, como dirían en España), un aderezo menos ácido, jitomate, queso de cabra y espolvoreado con pepitas de calabaza. Una entrada fresca, de sabores suaves y ligera.



El tartar de atún ahora viene preparado (antes uno se lo preparaba). Aderezado con limón, revuelto con ajonjolí negro y copeteado con gérmen de berros. Alrededor viene con rábanos y hojuelas de plátano frito. Evidentemente, delicioso. Ojo, soy fanática del atún y más crudo así que tomen este comentario con su debida precaución.



De plato principal pedí las carnitas de pato que ahora vienen en una presentación "divorciada". La mitad del plato viene en carnitas (cramelizadas con cebolla morada y chile manzano encima) y la otra mitad viene el magret en tres trozos sobre un espejo de la misma salsita con la que caramelizaron las carnitas. Para acompañar ambos, una torre de guacamole y tortillas cuadradas.

La verdad es que siguen igual de ricas que antes.


No llegué al postre y por este motivo no sé si esta carta también fue renovada.


A parte de las diferencia en la propuesta del menú, también subieron un poco los precios y ahora sólo te dan 2 hrs de estacionamiento (en lugar de cuatro).

Enhorabuena por Mauricio León y su nueva propuesta para el Solea.

B.P.

Bellaria Sta Fe

Ahora si estoy muy atrasada con mis reseñas. El ritmo de estas fiestas decembrinas ha sido agitado aunado a mi poca condición física (consecuencia de mi bronquitis) han provocado que llegue a mi casa directo a dormir sin escribir nada sobre todos los lugares que he visitado en estos días.

Ahora tengo una breve oportunidad para actualizarme así que ahí voy...

La semana pasada fui al Bellaria en Sta Fe (mismo edificio donde está el Japonez y Distrito Capital). He leído maravillas de su versión original en Polanco y tenía muchas expectativas respecto al lugar. Como siempre pasa, las expectativas que uno crea nunca son alcanzadas por la realidad.

Lo regular:

  • Aunqe el local donde está ubicado es bonito, en lo personal no me encantó (debo confesar que Sta Fe en general no me gusta mucho y de ahí el sesgo). Muy moderno pero no muy acogedor
  • El servicio me pareció bastante regular (siempre hay que estar persiguiendo a un mesero) y el gerente/ "sommelier" no tenía mucha idea de los vinos en su carta (ni de vinos en general)La carta de vinos es limitada en la variedad de vinos y en el rango de precios (casi todos los vinos son caros)
  • Pedí de plato principal pappardelle con ragú de pato y la pasta no estaba cocida al dente. ¡Estaba un poco más cruda y el plato tibio cuando lo trajeron! El punto de cocción erróneo me parece imperdonable para un restaurante que dice servir comida italiana

Lo rico...

  • Las ensaladas. Probé la de pato y otra de lechugas mixtas con queso de cabra (obviamente olvidé el nombre). Ambas deliciosas
  • Los calamares a la parrilla - Ligeros y aderezados con limón, hinojo y aceite de oliva
  • Los profiteroles - Rellenos de helado de vainilla y bañados con chocolate amargo. Muy recomendables.
  • El vino - Chianti Sisi. Si les gusta este clásico italiano, se los recomiendo.

Mi evaluación general, si tuviera que ponerle un número sería un 6.5/ 7 en una escala del 1 al 10. El restaurante es rico, sin ser algo extraordinario (aunque se lo cobren). Si están por ahí y no tienen mucho de donde escoger... puede ser una opción.

B.P.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

¡¿Comida de hospital?!

La semana pasada fue bastante complicada para mi. Estuve internada en Médica Sur por un cuadro de influenza A (estacional) que se complicó mucho y me cortaba la respiración. Por este motivo, no pude ir a explorar nada la semana pasada.

Sin embargo, no quiero dejar pasar la oportunidad de hacer un comentario respecto a su comida. A pesar de estar en una dieta de 1,500 Kcal y sin irritantes debo confesar que me gustó y bastante (claro, para ser comida de hospital). No he estado internada muchas veces pero la fama que tienen los hospitales no es la mejor.

El departamento de Nutrición de Médica Sur ha desarrollado al menos 3 opciones por alimento acorde a tu dieta y cuando la nutrióloga viene a preguntarte te ofrece todavía más. Los alimentos son frescos y de calidad. La entrega es puntual ( o al menos la mía lo era) y las porciones bastante abundantes.

A ninguno de ustedes les deseo una estancia hospitalaria pero puedo decirles que si es en este hospital, la comida será un malestar menos para ustedes.

B.P.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Ch! Comida argentina de calidad a precios accesibles

Aunque desde hace más de un año conozco el Ch! (Euler 145 entre Spencer y Torcuato Tasso, Polanco) tenía varios meses que no iba a visitarlos. Tenía mis dudas porque muchos restaurantes pierden su sazón y calidad después de un tiempo.

No obstante, me llevé una muy grata sorpresa. Este lugar no ha cambiado nada, inclusive me atrevería a decir que mejoró un poco. Ahora hay una amplia terraza para fumadores, la decoración es un poco más acogedora, los meseros como siempre atentos y al parecer tienen una cantante de tangos muy buena (tendré que volver para comprobarlo).

Sin pensarlo dos veces, pedí una botella un vino syrah Don David. Si alguien es fanático del syrah como yo (una mala costumbre que adquirí Australia) sugiero que pidan a esta botella. Aunque no es la más barata de la carta de vinos, lo vale por su baja acidez, aromas a frutas del bosque y un cuerpo que marida perfectamente con lo que ordenen de comer. Claro que para todo hay gustos y el mejor vino será el que a ustedes les guste. Yo solo comparto mis experiencias.

De entrada ordené una empanada horneada de cordero con romero. El horneado, además de hacer más ligera la empanada, conserva perfectamente los sabores del relleno. El cordero viene finamente picado y no molido, bien equilibrado con el sabor que le da el romero.

De plato principal un bife de chorizo (para compartir) acompañado por papas a la francesa y por una ensalada pequeña (excelente tip de nuestra mesera: por $10 más te mandan un acompañamiento extra).

Evidentemente la carne, cocinada a punto, es una delicia. La papas más bien las deberían llamar belgas porque vienen en un corte delgado, crujientes, deliciosas. A mi en lo personal me encanta que se mojen un poco con el jugo de la carne que está en el plato.

Si tienen dudas sobre qué carne escoger, pregúntenle a su mesero (de preferencia a alguna de las chicas argentinas).

Esta vez tenía tanta hambre que llegué al postre y no me arrepiento. Pedimos el postre del día: una copa con brownie en el fondo y frutas del bosque bañadas de una salsa de maracuyá. Un postre tan original como rico en el cual la acidez y textura del maracuyá y las frutas del bosque se equilibran maravillosamente con el brownie la densidad e intensidad de sabor que tiene el brownie.

Y como la sobremesa se extendió gracias a una buena plática, pedí un café y un oporto para cerrar la noche.

La verdad que para todo lo que me comimos y bebimos esa noche, la cuenta no llegó tal elevada como lo pensé. Lo que no quiere decir que sea un restaurante barato pero si lo comparamos con otros argentinos como el Buen Bife, estoy segura que les darán más por su dinero.

B.P.

domingo, 22 de noviembre de 2009

Mi debut con los sabores de Perú

Hoy tuve la gran suerte de visitar Astrid y Gastón (Tennyson esq. con Masaryk). Este lugar es para disfrutarse desde la entrada. Un salón bien iluminado con mesas amplias, sillones y sillas cómodas y una atención de primera calidad.

Para refrescarme del calor del coche pedí un frappé de tamarindo sin alcohol. ¡Qué delicia! No muy dulce, no muy ácido y obviamente bien frío. Segundos después, para saciar el antojo, el mesero nos trajo una canasta con panes a escoger: de queso con huitlacoche, de betabel con chabacano y ciruela pasa, con chile cuaresmeño y me falta uno más.... (tengo que empezar a tomar notas). Todos riquísimos.

Al ver la carta me sentí como niña en dulcería, todo nuevo, todo rico y con ganas de probar un poco de cada platillo (por cierto, existe la opción del menú degustación que puede ser ajustado a sus necesidades).

Nunca había probado la comida peruana (no sé cómo me había perdido de estas delicias). Por este motivo hice varias preguntas para poder decidir mi aventura culinaria. El resultado fue el siguiente:

- Tiradito de extraviado en salsa de ají amarillo. El extraviado tiene un sabor delicado que quedaba perfectamente con la salsa (que no era picante ni muy ácida). Me gustó tanto la presentación, los colores que brincaban a mis ojos que me daba un poco de pesar comer tan lindo platillo.

- Arroz con confit de pato. ¡Buenísimo! Un arroz con textura a risotto pero sin serlo. De color amarillo intenso (mi intuición me dice que era el ají amarillo y un poco de azafrán), con elote blanco, chícharos y cerveza negra. La cerveza le dio un sabor que nunca antes había probado. Tenía un dejo de amargura que si alguien pensaría que pudiera ser una mala idea, para mi lengua fue toda una aventura. El confit de pato, por supuesto, suave, de sabor mucho más delicado, equilibrando el arroz.

Dado que las porciones son razonables (para algunos podrían ser pequeñas) hoy si llegué al postre. Los invito a probar la bomba de chocolate con espuma de crème bruleé, helado de vainilla y chocolate caliente al momento de servir. Milagrosamente, no me empalagué y creo que se lo debo a que el chocolate era amargo y el relleno no era demasiado dulce.

Para acompañar, un café americano (sé que debería ser un espresso pero sigo recuperando mi condición estomacal) de muy buena calidad. Con el café llegaron los petits fours, también para chuparse los dedos (alfajores, trufas y gomitas de piña).

Les advierto que el lugar es caro, pero lo vale. Definitivamente tengo que volver.

B.P.

Asia en el corazón de la colonia Roma

Debo confesar que esta entrada está atrasada un par de días. Por recomendación de un amigo, el pasado jueves 19 de noviembre visité El Malayo (Río de Janeiro 56, esq. con Durango).

Mi primera impresión fue positiva. Es un lugar con un aire de art decó, con colores cálidos, luz tenue que invita a disfrutar la noche.

Mientras esperábamos al resto de los comensales decidimos probar los cocteles. La carta de drinks a pesar de no ser amplia, es interesante.

Decidí probar un mojito de guanábana un tanto especial. Este mojito lleva tequila en lugar de ron, pulpa de guanábana, jarabe y un ingrediente más que no recuerdo. Como mi legua se satura muy rápidamente de sabores dulces, pedí que no le pusieran nada de jarabe al exótico mojito.
Reconozco que pocas personas disfrutarían una bebida así pero a mi me encantó combinar la acidez y el perfume de la guanábana con el toque ahumando del tequila.

Junto con nuestras bebidas nos ofrecieron unos pequeños panes con curry rojo (parecían pequeños naans) y una mayonesa de cilantro. Un sabor interesante pero nada espectacular.

La carta tiene propuestas interesantes pero es limitada.

De entrada pedí unos dumplings de camarón. Éstos venían presentados de manera tradicional (en un cesto junto con pasta de chile y soya) pero no me gustaron. Me parecieron demasiado salados y no sabían mucho a camarón porque el relleno estaba muy molido.

Por el contrario, los calamares fritos que alguien más pidió estaban mucho mejores: crujientes, sazonados y presentados sobre una cama de lechugas con aderezo agridulce. Se los recomiendo.

De plato fuerte, pedí un pulpo braseado en sake sobre una cama de arroz frito con chorizo chino. Definitivamente fue mi plato favorito de la noche. El pulpo estaba bien cocido, suave. La salsa que lo bañaba tendía a lo dulce pero se equilibraba perfectamente con el arroz. El riesgo de pedir este pulpo y los calamares fritos de entrada es empalagarse con tanta salsa dulce. Así que, tengan cuidado al ordenar.

Para acompañar esta delicia pedí una copa de un Granache Condessa (español). Un vino de calidad media, ligero y aroma a frutas rojas. No fue el mejor maridaje que he hecho pero tampoco estuvo tan mal.

En esta ocasión tampoco llegué al postre pero puedo decirles que tienen una carta de tés e infusiones bastante amplia y de buena calidad.

Sinceramente, este lugar no causó gran impacto en mi paladaro y no creo volver pronto a El Malayo.

Lo mejor de la noche, fue la sobremesa en compañía de buenos amigos y mucha risa. Así, uno la puede pasar bien hasta en la taquería.

B.P.

martes, 17 de noviembre de 2009

El Solea cambia de carta

El pasado 16 de noviembre, aprovechando el día libre fui a comer al Solea, en el Hotel W.

En esta ocasión pedí mi ya favorita sopa de tortilla. A mi gusto, tiene un excelente sabor y delicada textura. Combinación que parecieran difícil de lograr en este platillo.

Como plato fuerte pedí las carnitas de pato. Como siempre, bien sazonadas, acompañadas de una salsa de aguacate (picosita), cebolla morada y chile serrano picado finamente. También de mis preferidas en la carta. Lo que estoy casi segura que no había recibido antes son tortillas cuadradas. Sí, cuadradas. Un detalle de creatividad de esperarse en el Solea.

Como he perdido condición para estas carreras de resistencia, ya no llegué al postre. Aunque dicen por ahí que los xoconoztles en almíbar son una delicia.

Con el café llegó Mauricio León, ahora Chef Ejecutivo del restaurante. Nos anunció que a partir del 23 de noviembre habrá una nueva carta que conservará los elementos principales (i.e. ingredientes mexicanos), sobrevivirán algunos platillos (como las carnitas de pato) y tendremos varias sorpresas. Así que tendré que regresar para experimentar la renovación del Solea.

Y si alguien sabe qué hace ahora E.Osuna (¿tenía un programa de TV, no?), espero sus noticias.

B.P.

Introducción

Hay personas que viven para comer y otras que comen para vivir. Yo pertenezco al primer grupo.

El gusto por la comida ha marcado mi vida y mi cuerpo, desde experiencias desagradables hasta las más delicadas y memorables. La pasión por probar, explorar y disfrutar la comida sigue creciendo a pesar de todo. Sé que hay muchas personas que comparten mi pasión y por eso la idea de abrir un blog que reúna a l@s amantes del buen comer en donde sea que se encuentren. Éste será un espacio para compartir sus experiencias con, el, para y por el sabor en sus distintas formas y presentaciones: restaurantes, recetas, experimentos caseros, películas, dichos, etc.

Bienvenidos sean a participar. Ojalá lo disfruten tanto como yo.

¡Buen provecho! Bon Appétit!

No hay amor más sincero que el amor a la comida -George Bernard Shaw.