domingo, 22 de noviembre de 2009

Asia en el corazón de la colonia Roma

Debo confesar que esta entrada está atrasada un par de días. Por recomendación de un amigo, el pasado jueves 19 de noviembre visité El Malayo (Río de Janeiro 56, esq. con Durango).

Mi primera impresión fue positiva. Es un lugar con un aire de art decó, con colores cálidos, luz tenue que invita a disfrutar la noche.

Mientras esperábamos al resto de los comensales decidimos probar los cocteles. La carta de drinks a pesar de no ser amplia, es interesante.

Decidí probar un mojito de guanábana un tanto especial. Este mojito lleva tequila en lugar de ron, pulpa de guanábana, jarabe y un ingrediente más que no recuerdo. Como mi legua se satura muy rápidamente de sabores dulces, pedí que no le pusieran nada de jarabe al exótico mojito.
Reconozco que pocas personas disfrutarían una bebida así pero a mi me encantó combinar la acidez y el perfume de la guanábana con el toque ahumando del tequila.

Junto con nuestras bebidas nos ofrecieron unos pequeños panes con curry rojo (parecían pequeños naans) y una mayonesa de cilantro. Un sabor interesante pero nada espectacular.

La carta tiene propuestas interesantes pero es limitada.

De entrada pedí unos dumplings de camarón. Éstos venían presentados de manera tradicional (en un cesto junto con pasta de chile y soya) pero no me gustaron. Me parecieron demasiado salados y no sabían mucho a camarón porque el relleno estaba muy molido.

Por el contrario, los calamares fritos que alguien más pidió estaban mucho mejores: crujientes, sazonados y presentados sobre una cama de lechugas con aderezo agridulce. Se los recomiendo.

De plato fuerte, pedí un pulpo braseado en sake sobre una cama de arroz frito con chorizo chino. Definitivamente fue mi plato favorito de la noche. El pulpo estaba bien cocido, suave. La salsa que lo bañaba tendía a lo dulce pero se equilibraba perfectamente con el arroz. El riesgo de pedir este pulpo y los calamares fritos de entrada es empalagarse con tanta salsa dulce. Así que, tengan cuidado al ordenar.

Para acompañar esta delicia pedí una copa de un Granache Condessa (español). Un vino de calidad media, ligero y aroma a frutas rojas. No fue el mejor maridaje que he hecho pero tampoco estuvo tan mal.

En esta ocasión tampoco llegué al postre pero puedo decirles que tienen una carta de tés e infusiones bastante amplia y de buena calidad.

Sinceramente, este lugar no causó gran impacto en mi paladaro y no creo volver pronto a El Malayo.

Lo mejor de la noche, fue la sobremesa en compañía de buenos amigos y mucha risa. Así, uno la puede pasar bien hasta en la taquería.

B.P.

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